PEQUEÑA
HISTORIA DE CÓMO LA DIDÁCTICA SE CASÓ CON EL JUEGO
Desde sus orígenes, el nivel
inicial se ha diferenciado de los otros niveles educativos. No interesa
recorrer estas diferencias, pero baste señalar que entre tantos aspectos que
nos distinguen, la valoración del juego es el que tal vez, y desgraciadamente hasta
hoy, con más fuerza nos caracterice.
Creemos
que la alianza del juego con la didáctica se funda en los objetivos originarios
del jardín de infantes. El nivel inicial representa el ingreso de la infancia
en la institución escolar y, por lo tanto, es un espacio donde los niños deben
adquirir la nueva cultura propia de la escuela, base para sus aprendizajes
posteriores. Esta tarea de socialización en las normas institucionales fue,
hasta hace pocos años, la tarea primordial del nivel y, por lo tanto, era
necesario buscar un modo de "hacer digerir la amarga medicina" que
implicaba convertirse en alumno. El juego fue en este sentido un aliado
estratégico para "endulzar" los difíciles aprendizajes o la
"golosina" que premiaba los esfuerzos realizados. Esta presencia del
juego supuso asimismo la elaboración de material específico que acompañara este
proceso. Material netamente escolar, diferente del juguete presente en el
hogar, que implicó desarrollos propios de estos recursos y, en consecuencia,
exigencias caras para las instituciones, distintas de las de los niveles
educativos siguientes.
Así,
desde las primeras formulaciones didácticas estuvo presente el supuesto de que
debían apoyarse centralmente en lo que se consideraba la actividad fundamental
de la infancia: el juego. Nos interesa presentar, aunque no de manera
exhaustiva, cómo se ha planteado el tema del juego en las diferentes propuestas
teóricas, específicamente en nuestro país, pues esto nos permitirá comprender
muchas de nuestras prácticas y a la vez significar los enfoques actuales. Por
lo tanto, el análisis se centrará sobre los textos más importantes de la
bibliografía, específicamente nacional, sin indagar en las prácticas, aunque en
algunos casos se hará alguna mención superficial.
Reconocemos a Froebel como el
primero que estableció un sistema de trabajo para los jardines de infantes. Su
concepción, más filosófica que didáctica, sostenía el principio del juego como
base de la educación.1
Así en Educación
del hombre (Froebel, 1826) dedica varios párrafos a resaltarlo. Vale la
pena citarlo textualmente:
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